Aprendí a andar por todas las callejas...

       
        Nací en el barrio que para mí es el más bonito de Granada, el barrio del Albaicín, aprendí a andar por todas las callejas y todos los parajes de mi barrio como el tan nombrado mirador de San Nicolás



        En el Albaicín teníamos tres casas, famosas por la cantidad de personas que vivían en ellas, estas son La Casa de la Lona, El Corralón, y La Casa de la Cavila, que hay fue donde me críe.



        Fui al colegio San José, era un colegio de monjas pero esto duró poco tiempo pues cuando hice la comunión mi madre decidió que tenía que trabajar y me colocó de peluquera, aquello fue una odisea, tenía que bajar todos los días, sola a las siete de la mañana por esa calderería, Plaza Nueva, hasta la Carrera de la Virgen y tan solo tenía nueve años.



        La señora Pura, que era la dueña de la peluquería no solo me quería como aprendiz de peluquería, también le lavaba la ropa, le fregaba los platos, le planchaba, y en los ratos libres lavaba las cabezas, eso era otra, para alcanzar al lavacabezas, tenían que ponerme dos cajas de leche condensada que entonces eran de madera.



        Pero ahí no terminaba la cosa, pues yo tenia que ganar 26 ptas. al mes y sus correspondientes propina, pero la señora se le ocurría para dar el cambio a sus clientas tocar la lata de esas propinas que yo nunca vería más.



        Me mandaba a tender la ropa a la terraza, en aquella casa vivía una chica con síndrome de down pero yo no le caía nada bien, y cada vez que me encontraba me tiraba por las escaleras de la terraza, un día ya cansada le dije que no volvería más a trabaja y me despedí.



       Pero cuanta guantadas me dio mi madre, no quiero ni recordar, bueno hay no quedo la cosa tuve otro empleo, fue de sastre-costurera, tenía que hilvanar las chaquetas y llevarlas a las tiendas de confección.



      Para ir a trabajar íbamos desde La Casa de la Lona, hasta la calle Alhóndiga que quien conozca “Grana” sabe el recorrido que hay, en ese trabajo estuve muy contenta, porque mi nueva jefa se llamaba Angustias, era un primor y comprendía que yo era solo una niña.



       Después mi madre decidió que era poco sueldo el que me pagaban esta señora y me busco otro empleo de modista, pero no duro mucho pues yo enfilaba al revés porque estaba acostumbrada al de sastre y así fui saltando de un empleo a otro hasta que me coloque en la Fabrica de Chocolates Bibarrambla, que entonces se trabajaba desde las siete de la mañana a dos y de tres de la tarde a once de la noche y sin asegurar.



        Me casé a los catorce años creyendo que mi vida cambiaría, pero fue peor el remedio que la enfermedad, de esa unión nacieron mis siete hijos, ha sido lo mejor que me a pasado en la vida, y cada día doy gracias a que ninguno de ellos han tenido problemas de adicción a nada. Ellos me han dado por ahora diez nietos y un bisnieto.



       Ahora tengo una nueva vida y en la tranquilidad, pienso….después del sacrificio realizado durante tantos años, preocupaciones diarias, sufrimientos por los que te rodean, perdidas queridas,…ahora mis hijos están grandes, cada uno en su casa, con su familia… me siento realizada por lograr sacarlos adelante sin ayuda, ahora soy feliz espero ………

       Y aquí no acaban los relatos, mi vida ha estado llena de experiencias bonitas y no tan bonitas, pero eso será para un próximo capitulo………

Charo Soria

Comentarios

conchi ha dicho que…
Hola Charo: Está muy bién lo que describes de tu vida.Espero que todo te vaya bién.Conchi Lacima.Saludos.

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