Cuando llegué del norte de Asturias a Motril, seria por el año 1959, venia de una ciudad importante como era Aviles, todo era allí progreso; al llegar a Motril me sentí triste, era un cambio bastante grande, lloré acordándome de lo que dejaba atrás, mis amigas, amistades. Pensaba que ya no podía realizar mis estudios, temas de trabajo que tuve que dejar, pero mi padre así lo dispuso, por su trabajo. Era técnico en el río Guadalfeo y se llamaban Las Campanas. ¿Por qué? pues se trabajaba dentro de esas campanas, con aire comprimido, era un trabajo un tanto peligroso. Lo que siempre recuerdo fue donde encontramos una vivienda, se llamaba El pasaje San Eduardo. Del norte al sur fue un cambio muy grande pero lo que más recordado por mi era sus olores de comidas, cuando pasaba por algunas calles, el olor a fritillo, pimientos asados, o pescaito frito, muchas cosas más; pues en cada región son diferentes los olores y sabores. ...