"Desde mi cuartel de aislamiento: Esto es como una guerra, que sabes cuando comienza, pero no cuando termina"






Hoy, como cualquier día que salen a diario un aislamiento, donde no estamos acostumbrados, sometidos a no salir de casa. Hasta los perros han dejado de ladrar, ya que sus dueños se tiran las horas, dándoles paseos por todas las calles de Motril, con esto se justifican, para salir de casa. Los coches apenas se sienten, en estas tempraneras horas, y el que pasa va solo el conductor y con una mascarilla que le cubre la cara. Me he desayunado, y he salido a hacer un traspaso, para mi nieto que hoy cumple doce años. En mi setenta y seis años de mi vida no me había sucedido tal acontecimiento, en que ha tomado esta famosa epidemia en las personas que poblamos los cinco continentes. Para mí esto me había sentido lejano, hasta hoy, que después de escuchar los medios de la radio, nos aconsejan a permanecer en casa, aislados de las personas. Durante varios días se han escuchado barbaridades, por parte de los whatsapp que han bombardeado los móviles. Hoy me siento extrañado, de sentir una soledad, que no encuentro que hacer, por este motivo me he puesto a redactar este momento que pasará a la historia lo mismo que pasaron otros tantos. Los supermercados se encuentran con las estanterías vacías, hasta el papel higiénico ha desaparecido. Esto me recuerda de la contienda española, que se intercambiaban el papel y el tabaco, según contaban nuestros padres que sufrieron en sus propias carnes, por la escasez debido a la guerra hoy la gente ha arrasado sin saber si van utilizar.
En este silencio matinal, donde no se siente casi nada, el confinamiento, se lo están tomando en serio, ayer decía una mujer esto es una guerra, pero con un rival invisible, creo que tiene razón. Estamos en una ruta que no recuerdo en mi historia, yo pienso, desde mi acuartelamiento sereno, que nos están dando los medios de comunicación en todas las horas del día y noche.
Escuelas cerradas, Centros de Mayores, bares, parques, o bancos entre otros oficiales. Esto no recordamos que antes hubiese ocurrido, o por lo menos yo no lo recuerdo. El silencio, es algo que a veces relaja, pero esto inquieta a las personas, que no sabemos esto que pueda pasar en los próximos días. Por lo que nos informan en China van decayendo los casos de afectados, aquí estamos aumentando todos los días. Cuando pequeños nos arrestaban nuestros padres, y no nos dejaban salir a la calle, esto es más serio, no va con la juventud, sino con las personas mayores y con enfermedades patológicas, que tantos tenemos en estas edades.
Las palomas van volando por las calles, ahora están cayendo unas gotas de agua, el tiempo ha cambiado, después de tantos días de calor, que parecía verano. Hoy lunes está nublado, los bares permanecen con las puertas cerradas y he ido al banco y no he podido hacer una transferencia a mi hijo ya que el hijo cumple doce años. Los coches van con el conductor sólo y varios con mascarilla, que no se les ve la cara, la policía nacional dando rondas advirtiendo que se adentren en sus casas. El parque parece un hospital robado, ya que se encuentra precintado por la policía local de Motril esto es inédito, desde que tengo uso de razón, no me he visto tan privado de libertad, y para colmo hace un triste día encapotado, con la ausencia del sol. Yo por mi parte he leído el libro de informática que hicimos los alumnos de Manuel Martín Gálvez, es una forma de pasar estos momentos, que son únicos en la vida, pues ya estamos cansados de tan repetidas noticias de lo que va sucediendo con el coronavirus que se ha convertido en principal noticia por ahora. Hoy martes diecisiete me he levantado con la intención de hacer lo que ayer no pude debido al poco interés de los funcionarios de banca, que con cualquier cosa no se comprometen con los clientes, que somos el pilar fundamental para ellos, que ocupan su puesto de trabajo.
Las calles de Motril amanecen casi desiertas, de vez en cuando, alguna persona va paseando su perro, provisto de una mascarilla, las gaviotas no paran de graznar y los perros ladrando en las azoteas. He ido al super y en la entrada hay guantes de plástico que desde hoy es obligatorio ponerse compres lo que compres.
Una mujer en la puerta del banco decía esto es una guerra, aunque le contesto, pero sin bombas ¡Qué triste se ve a la gente! Por las calles ni apenas saludan, como dice el refrán que el miedo es libre y claro que es. Los días se hacen interminables en la casa nosotros queremos ser como los pajarillos libres y sin encierro.
Hay personas que se lo toman a cuento y no paran de mandar en los whatsapp con cuentos chinos, hay que tener humor, pero respeto con los demás, nada de risa, esto que nos ha tocado vivir y en este tiempo tan difícil en el que ya llevamos más de dos meses. Estos últimos días incluso aumentando los casos de más afectados por toda España.
El coronavirus ha provocado una crisis sanitaria, sin precedentes. Agravada por su expansión, por todo el mundo. La organización Mundial de la salud (OMS) ha declarado la crisis del coronavirus como pandemia. Se detectó por primera vez en diciembre de 2019, en la ciudad, centro oriental de China Wuhan, capital de la provincia de Hubei y con unos once millones de habitantes. Aquí, en España estamos metidos de lleno, con un aumento, cada día que pasa una ampliación de casos de afectados, que nuca antes se había conocido. Desde mi cuartel de aislamiento, aprovecho la oportunidad de escribir esto que me va sucediendo día tras día. Los compañeros nos comunicamos por medio del móvil, cada cual cuenta su historia diariamente. Hoy jueves he ido al campo, después de cinco días confinado en casa. Me he colocado la mascarilla, como mandan, es una gozada de verme en libertad con estos días encerrado, y la falta de riego de las plantas y traer un poco de verdura que tanto me gusta, sobre todo las zanahorias y el brócoli y lechugas. Cuando estás en medio de los naranjos, que están en plena floración, el perfume a azahar, las abejas libando de las blancas flores, o el canto de los pajarillos, es un encanto, que te olvidas de otras tantas cosas. En estos serenos días primaverales. Olvidando esos monótonos, triste con la gente provista de su correspondiente mascarilla. He ido al super a comprar, en la entrada hay un dependiente dando un par de guantes de plástico, la gente apenas te mira, cada cual va a lo suyo. Estamos viviendo en una confusión, que no sabemos más que lo que escuchamos en los medios. Por mi parte ya estoy cansado de escuchar siempre lo mismo o cada vez que se pone la televisión. Los sanitarios, exigiendo medidas de protección, que les llega en cuentagotas.
Hoy, como he llamado a la familia, a ver si querían habas así que las he puesto a vender, cosa que he acabado en poco tiempo. Con las que he desgranado me he fabricado una buena tortilla con zanahorias, habas y huevo, que están para chuparse los dedos. Por las tardes me entretengo con el programa de Juan y Medio, que se enrolla más que una persiana. El resto aprovecho hacer alguna tarea de ordenador, donde escribo algo y leo las noticias escritas de la prensa. El resto, aprovecho, para hacer tareas en el ordenador, donde me he puesto mis deberes, recordando aquellas tardes, que se pasaban volando en la Escuela de Adultos, esas horas que paso, así que estoy más aburrido que una pasa de uva. Hoy he ido al super, y a comprar pescado, todo sin alejarme del cuartel de mi casa que, con el coronavirus, se oye cada momento. Esta pasada noche ha llovido. Y esta mañana ha salido el sol, como dice el refrán: ¡Que no hay sábado sin sol, ni mocita sin amor! Esto va pasando y que voy contando es mis deberes del momento.

Rosa escarlata olorosa
Que floreces en primavera
Del rosal en la ribera
¡Qué bonita y hermosa!
Cuando llega la primavera
Llena de luz y resplandor
Por la mañana serena
Cuando florece su flor.
En la madrugada olorosa,
Cuando huelen las rosas
Un olor tan embrujado
Que reparte tan mojado…

Hoy, domingo sigo en el arresto domiciliario, ha salido el sol. Después de haber llovido toda la noche. Esto es un silencio absoluto ni pasan coches. De vez en cuando se escucha un perro, que por lo que se ve está aburrido. El ordenador me está dando problemas con la conexión a internet. Ayer lunes estuve  a dar una visita al campo, cuando pasaba, debajo de los naranjos las abejas me daban en la cara, estaban locas en las flores de los naranjos, la tierra está muy húmeda, de las lluvias que han caído estos últimos días, es un encanto de ver. Segunda parte ya no se puede ni ir al super, pues ayer la policía local multaba a las personas que esperaban en la entrada y no guardaba una distancia apropiada uno de otro, incluso dentro del establecimiento. Cuando llegué del campo un enorme tractor estaba en la puerta de la cochera, dos operarios estaban sulfatando la calle y las aceras.
Es la primera vez que ocurre esto, de ir por las calles desinfectando por las calles de Motril, siempre se han visto por las parcelas de la vega, cada día se ven cosas nuevas. Hoy de nuevo se sienten las gaviotas es señal que hay viento en el mar. Poco a poco se va llenando el cielo de nubes, el sol ha salido y se ha ocultado. Después he puesto la lavadora con la ropa que tuve en el campo, no hace viento, una calma absoluta, esto me recuerda a los dictados que hacíamos a las cuatro de la tarde en clase, con una diferencia, que esto va pasando en el momento que lo escribo y sucede en cada momento, esto en nuevo, donde voy narrando los momentos de estas obligadas vacaciones que estamos viviendo con la pandemia no conocida, hasta el momento.
Estos deberes son voluntarios, con esta ocasión paso las horas que no sabes lo que vas a hacer, ni lo que puede suceder al día siguiente. Lo siento por los mayores que se encuentran en las residencias, y que ayer fallecieron algunos y estaban junto a los vivos. Son cosas que no tiene precedentes en nuestra vida. Ya que las personas mayores estamos a mercer de lo que quieran hacer con nosotros. Desde mi confinamiento casero, no encuentro una salida a esto que escuchamos a diario, la labor de los sanitarios y médicos que exponen su vida por los demás, ellos que están sudando la gota gorda en los hospitales y residencias de toda España.
“Dice el refrán: “Marzo ventoso y abril lluvioso sacan a mayo florido y hermoso”. 
       Hoy miércoles he estado en la farmacia a por las pastillas, que no se puede pasar sin ellas, no había cola en establecimiento ponía aforo sólo para dos personas. Hoy veinte y cinco es el cumple años de mi padre, y no he podido de llevarle unas flores al cementerio, hoy está lloviendo por lo que he tenido que usar el paraguas, apenas se ven personas por las calles, la tele de Canal Sur cuenta que en una residencia han fallecido dos mayores. Por eso me recuerda cuando tenía dieciocho años que me operaron del apéndice en Granada en San Juan de Dios, y en los siete días que estuve vi sacar a dos mayores en los siete días que estuve encamado pues me recuerdo lo mal que lo pasé, porque aquellos mayores no estaban muy bien de salud, ni había los adelantos en la sanidad, también desinfectaban cuando había una baja en la sala que era enorme.
Hoy se ven los drones sulfatando las calles de Córdoba “lo dice el refranero español: "Agua y sol, tiempo de caracol”. Bueno ya hace quince días que comencé este relato, esta mañana, lo primero que he hecho, ha sido poner la lavadora. Anuncian que mañana que esta noche hay que cambiar la hora así que es lo que he hecho lo primero. Esto se está prolongando más de lo esperado. Ayer, el jefe del gobierno nos prolongó otras dos semanas, como si la guerra continua con más violencia. Por las noches sueño que estoy trabajando, y cuando despierto, me desengaño que eso no es verdad.
La preocupación se acentúa cada día que pasa, las cosas que tengo que hacer en el campo, están en el aire las ilusiones se convierten en frustraciones. Esto es como una guerra, que sabes cuando comienza, pero no cuando termina. Esto me recuerda, que en mi juventud que sacaron una canción, que le llamaron la” Yenka” que decía un pasito para adelante y un pasito para atrás. Así vamos igual que cuando empezamos ya hace dos semanas. Como abuelo pienso, en que llegue un día en el que pueda abrazar a mis dos nietas, a las que tanto me quieren y no las puedo de ver, solo en el móvil.
Desde mi soledad casera, la cabeza me da vueltas y siempre resulto en el mismo sitio, desde el comedor a la cocina, y desde la cocina al comedor, así voy tropezando siempre con los mismos muebles. Nuca en mi vida me habían llorado tanto los ojos de ver la televisión, ahora hasta el cierre por no ver siempre lo mismo, que se repite más que un gazpacho andaluz.
Hoy domingo, ha salido el sol, y el cielo tiene un azul intenso, desde mi cochera y con un silencio, aprovecho, para seguir este espinoso camino, que se hace común cada día más de lo mismo. Vivimos esperanzados e ilusionados en ver el final del túnel que está por llegar, sin saber cuándo ni cómo.
Ayer lunes, estuve dando una vuelta por el campo, lo primero que hice fue llamar a la Policía Nacional, haber si podía ir sin la preocupación de ser multado, esto cada día se pone peor con el caso de hacer cosas que son precisas. Hacía una temperatura buena, estuve un poco confuso, pues me bajó la tensión. Así que ni pude coger las flores que había en abundancia. Uno se hace fuerte, pero el cuerpo no te deja de hacer lo que te apetece. Me encontraba sin fuerzas, decaído y sin ganas de nada, así que arrié amarras y puse rumbo a casa.
Hoy se despide el mes de marzo, con la lluvia presente y las palomas que no paran de cucarrea es un día gris con la caída de agua en cada momento, como lo ha estado toda la noche. Me he acercado a Caja Rural y me le he encontrado cerrada. Yo no me lo esperaba, porque hace unos días me mandaron una tarjeta, sin que yo la pidiera, según pone en una nota hay que ir a la avenida de Andalucía, en Motril, o Salobreña y Torrenueva. Esto se va complicando cada vez más con las obras que tantos puestos de trabajo dan a los obreros. Yo saco la experiencia por mí vida laboral, muchas horas de trabajo, pero con un sueldo muy bueno.
Hoy miércoles, primero de abril que coge el agua en un barril o con lluvia mil, también se dice: las habas de abril, para mí, y las de mayo, para el caballo. Bueno me he desviado, que este fin de semana ha aumentado el caso de afectados por el coronavirus en España, así que esto va para rato. Aquí me entretengo conversando con la médica de cabecera, ya que me ha bajado la tensión, he llamado y no me han contestado así que he tenido que subir al Centro de Salud.
Con esto van pasando los días y no hay vísperas de ver ni el pico, ni el final del Túnez. Estamos confinados sin saber, cuando saldremos a tomar el sol, bueno ahora dejo esto y empiezo a hacer una sopa de letras, así me entretengo en casa donde paso demasiadas horas, pero siempre activo con unas ganas.
Aquellos mayores no se encontraban muy bien de salud, ni había los adelantos de hoy hay en la sanidad española también desinfectaban cuando había una baja, hoy se ven los drones desinfectando las calles de Córdoba, hay que vez lo que hemos progresado en estos sesenta años Hoy quiero continuar, dando las gracias a las compañeras/os por los videos que me mandáis todos los días, que me hacen olvidar, las noticias que llegan con tantas penurias, ya tengo ganas de hablar de cosas bonitas y buenas, que no sea el coronavirus. Desde mi oficina particular, me entretengo lo mejor que puedo. Hoy he cocinado unas habas con cebolleta y pimientos rojos. Que estaban para chuparse los dedos. Desde mi confinamiento, por lo que hoy no he abierto ni la puerta de la calle, solo veo el sol que entra por la ventana que tengo donde escribo en el ordenador. Esta mañana he seguido con la sopa de letras, así paso las horas que se hacen interminables.
Todos los que nacimos en la posguerra, estamos acostumbrados a pasar penurias, aquellos tiempos no eran muy boyantes, que digamos. Trabajé desde muy joven, siempre fui feliz. Pero ahora lo intento y no puedo, ver esas bajas en los Centros de Mayores, que cuentan con una edad parecida a la que tengo.
Estoy deseando de volver a las clases de las cuatro, hacer los dictados que nos dictaba Carmen Paredes, charlas con las compañeras, y estar libre como los pajarillos, pasear por las calles con toda libertad, sin el miedo de ser multado por la policía. Dejar atrás esta alerta que nuca había conocido, y que tanto nos afecta a todos en general. Lo que más pienso es no poder abrazar a mis nietas, a ellas las veo en videos que me manda su madre, así que los veo varias veces al día ellas no se dan cuenta juegan felices, con esto me conformo.
Hoy viernes de Dolores, un recuerdo de mi juventud, donde en estos días preparaba leña, para cocer el pan de aceite y los roscos de manteca de cerdo, que se mataba cada año. Esto es un recuerdo que se hace presente en estos días próximos a la Semana Santa. Estas fechas que tanto celebrábamos por aquellos años. Cuando faltaron mis padres eso se perdió para siempre, que esperábamos con tanta ilusión. Este año están prohibidas por la alerta del gobierno de España por lo que estamos encerrados en casa. Ya llevo dos días sin abrir la puerta de mi casa, nos queda la esperanza de poder salir a tomar el sol con plena libertad, que hoy luce de lo lindo. Hoy es uno más de espera de poder abrazar a los seres queridos que tanto echamos de menos y que tanto queremos. Me consuelo con los rayos del sol que se adentra por la ventana del comedor. De vez en cuando pasa algún coche o se escucha el ladrar de los canes, espero y deseo que pueda terminar este diario que llevo ya veinte días sin descanso.


Manuel Escañuela Rodríguez


Comentarios

Manuel ha dicho que…
gracias para ha sido un honor

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