"Coplas del confinamiento"
Ayer fue Día del Libro, "Coplas del confinamiento" son unos poemitas muy sencillos y sinceros, sin pretensiones (como quiero ser de mayor), pero, al parecer, algunos de ellos (dicen) son divertidos y bien que nos hace falta sonreír; la única finalidad es que te entretengan un ratillo.
A Don Antonio Carrillo Alonso, que me enseñó a pensar.
A Don Antonio Carrillo Alonso, que me enseñó a pensar.
CONFINAMIENTO
I
Este domingo nublado,
día de resurrección,
a tocar las campanitas
se asomó un niño al balcón.
Se asomó un niño al balcón,
día de confinamiento,
y en el medio de la calle
procesionaba el silencio.
II
¿Cuándo acabarán, mi vida,
los días de cuarentena?
Del último no hay señales
y al primero, ¿quién recuerda?
III
Es natural que te quiera
más en el confinamiento,
nos cruzamos muchas veces
y este pasillo es muy estrecho.
IV
Ponte, amor, la mascarilla,
aunque pase pena el aire:
que no te vea la cara
y, menos, pueda besarte.
V
«¡Qué solos quedan los muertos!»,
dicen que dijo el poeta;
aunque peor es morir
en la soledad completa.
«¡Qué solos quedan los muertos!»,
dicen que dijo el poeta;
aunque peor es morir
en la soledad completa.
VI
Con la mascarilla y guantes
delante de mí te veo;
no te marches a la calle:
vamos a jugar a médicos.
Vamos a jugar a médicos
que me pongo muy malito,
la casa se vuelve noche
sin el sol de tus ojitos.
VII
Cada vez que alguien levanta
las persianas del balcón,
al ver la calle tan sola
me da un vuelco el corazón.
Cada vez que alguien levanta
las persianas del balcón,
al ver la calle tan sola
me da un vuelco el corazón.
VIII
Llueva o no llueva el domingo
a mí se me importa un bledo,
que aunque no tengo paraguas
me pillará bajo techo.
Me pillará bajo techo;
ay, quién pudiera sentir
sobre la cara y las manos
la lluvia del mes de abril.
IX
Aquí llega el tractor verde,
a fumigar, por la tarde;
ojalá desinfectara
la tristeza de mi calle.
X
Han vuelto las golondrinas
que vuelan por la mañana
a confinarse en el nido
del cajón de mi persiana.
Al cajón de mi persiana
nunca volvería yo,
volando de noche y día:
luna a luna y sol a sol.
a fumigar, por la tarde;
ojalá desinfectara
la tristeza de mi calle.
X
Han vuelto las golondrinas
que vuelan por la mañana
a confinarse en el nido
del cajón de mi persiana.
Al cajón de mi persiana
nunca volvería yo,
volando de noche y día:
luna a luna y sol a sol.
Francisco Ayudarte Granados
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