Visitamos el Museo de Caja Granada Memoria de Andalucía
Motril a 10
-5-2013
Visitamos el Museo
de Caja Granada Memoria de Andalucía.
He madrugado un poco, para narrar
los momentos que ocurran en este día, poner atención a estos espacios que
ocurren cosas diferentes a otros. Por el momento al principio de esta hermosa
mañana, donde el viento está en calma, con un cielo un poco encapotado, de
blancas nubes, donde de vez en cuando, pasa un reactor surcando el espacio y
dejando una estela de humo.
Aquí donde empiezo a narrar estos momentos, sentado en un banco de hormigón, a la sombra de un magnolio, después de haber pasado por las terrazas de los bares, donde se perciben ese olor del café o de los churros que humean al sacarlos con las pinzas. Es un ir y venir de personas, cada una con su origen de pasar por esta zona tan concurrida, encuentro de culturas que se desplazan a un destino determinado.
Los avioncitos que planean serenos por lo más alto de las terrazas en los edificios que hay junto a esta zona, donde esperamos la llegada del autobús, hacer tiempo, para la hora de salida, observando las hojas que de vez en cuando caen al suelo marchitas, arriba en el árbol hay flores blanca, donde liberan las abejas en sus pétalos dorados.
A las diez subimos al autobús de la Empresa Romero,
conducido por Samuel. Pronto se presenta Antoñita dando los buenos días, es la
hora de partida, ya son las diez y diez, me ha tocado el asiento catorce, he
puesto el nombre y el número de móvil en la lista de viaje. Al paso, en el
margen derecha las rojas amapolas, destacan en medio de los verdes aguacates,
es un privilegio viajar en primavera, los amarillos intensos de las retamas o
de las albaidas y al fondo los picos nevados y unas neblinas que parecen
pegadas en este lejano horizonte cuando se divisa por el norte del lugar por
donde viajamos.
Antoñita comenta sobre la mirada hacia esos borreguitos que hay en el cielo, estos pueblos tan bellos que visitaremos posteriormente, pero esto será después, hoy nos centraremos en lo que vamos a ver, estos recursos multimedia, la vida, conoceremos la herencia de la cultura andaluza, veremos con los cinco sentidos, con nuestra mente abierta. Es un honor para mí escuchar esta educadora, su educación hacia los demás de informar de una forma sencilla en la que nos hace participes en este día.
Eran las once y cinco, cuando
llagamos a las inmediaciones bajamos con
mucho cuidado, comenta la profesora, un olor intenso de las flores de los
agriaces que hay en ambas ceras, mientras esperamos en el paso de peatones. Las
enredaderas que fijan sus tallos en el cemento, hace un día ideal, la
temperatura, aunque el cielo sigue encapotado, ahora un poco más.
En este espacio de entrada con
los veinte y dos escalones nos agrupamos para la foto del grupo, vamos a preguntar haber la
hora de entrada, tenéis que esperar aquí. Ya eran las once y veinte y cinco,
cuando se presentan las dos guías, Ángeles y Cristina a mí me tocó la primera.
Hay cuatro salas esta que vemos es la tres, nos ponemos al lado de una moqueta
de Granada del siglo XIX Modos de vida dedicada al tiempo para vivir la
historia y la vida cotidiana de andaluces y andaluzas en una visión desde
nuestros antepasados desde la Prehistoria hasta nuestros días.
La sala cuatro Arte y Cultura,
los lenguajes artísticos personajes más importantes ejemplos de Cultura y del
arte andaluz, la pintura rupestre. Los romanos curtían la piedra, para hacer
arte y decoración. Andalucís a partir del 711 Hasta la Historia Contemporánea,
los yesos decorativos. El yeso jugó un papel central en el arte medieval islámico,
la decoración fue esencial para cubrir cualquier elemento, proporcionando un
resultado rico en mezquitas almunias y palacios, como la alhambra de granada.
La geometría y las matemáticas el orden matemático es básico en el concepto
decorativo en la vida de los pintores, desde la prehistoria.
Luís Gordillo pintor sevillano
del arte abstracto, el había alternado su carrera con los estudios de música.
La automatización del dibujo condicionaría su proceso creativo. Picasso a mi
hija Paloma, como la que vi. Un día en la Plaza de la Malagueta.
Después subimos los veinte y ocho
escalones de mármol, vemos una vía positiva Diversidad y Paisaje, sala primera,
dedicada al Medio Natural y al proceso de explotación, como fuente de recursos.
Agricultura y Naturaleza presentes en el devenir histórico y económico de
Andalucía.
Las ciudades los “Millares en
Almería” es un doblamiento de carácter “urbano”, situado en un lugar
estratégico, en los millares aparecen los primeros ensayos metalúrgicos. El
Museo construido por el arquitecto gaditano Alberto Campos Baeza, es una
construcción limpia, llena de luz, el que se adentra se maravilla de esta obra única, su geometría y el
adornado, donde el hierro, el cemento y el vidrio hacen de el una riqueza de
esta obra, esto comentaba la guía cada vez que pasábamos por las cercanía del
patio central.
El que ve el edificio por el
exterior no imaginaría lo que se encierra en su interior, ha sido un recuerdo
de estas cosas que tenemos tan cerca y que deberíamos ver con más frecuencia,
me llevo la satisfacción de ver tantas cosas antiguas y modernas, el tocar las
cosas en diferencia en otras exposiciones que no se pueden tocar, no es este
caso que la guía repetía continuamente que tocáramos los objetos.
A las dos menos cuarto se despide
Ángeles, nos da un folleto informativo y otro con un descuento de un €uro.
salimos al exterior, donde esperaba el autobús, nos llevamos el primer
contacto, habíamos previsto el regreso a las dos son menos cuarto, llegaremos
un poco antes para comernos el cocido, gracias a todos y todas, comenta
Antoñita, mientras sonriente muerde la manzana.
El tráfico es fluido a esta hora,
al pasar por la rotonda, pronto le llama la atención unas gazanias, es una
planta ornamental que se cría en suelos
áridos, tolera la sequía, son como margaritas, no necesita de mucho cuidado,
podéis plantarla en la terraza de casa, comenta Antonia. Son las dos menos cinco, cuando salimos a la
autovía, desde aquí se divisa la cara norte de Sierra Nevada, un manto de nieve
reluce, como un espejo, unas neblinas se mezclan en lo más alto de la montaña,
parecen que están unidas entre sí, en la derecha unos ponis se afanan a comer
el verde que tienen a su alcance, de la cuerda en la que están sujetos.
Nadie calla, el autobús parece un
mercadillo ambulante, mientras tomo nota, haciendo tachones de los vaivenes que
hay en esta zona del Suspiro del Moro. este año, a diferencia de otros, es un
encanto de ver las cementeras, el verde de las espigas, que se confunden con el
rojo de las amapolas, o el amarillo de los jaramagos, es un recuerdo que llevo
en mi mente desde mi infancia, quien no recuerda los días de viento ver las
olas que hacían las espigas de la cebada, era maravilloso. los años en que llovía con abundancia, así es el caso
de este año, aunque está un poco atrasado por el invierno que ha estado
presente hasta hace poco.
A las tres menos veinte entramos
por el Candelón, coincidiendo con otro autobús, así que tuvo que parar, para
darle paso, la primera parada en los multicines, segunda el Cerro y por último
la calle Ancha. No quiero terminar sin contar la “Anécdota de un participante,
que lo primero que habló con la guía, fue preguntar por el Arquitecto que hizo
este edificio, al que su parecer que los peldaños de las escaleras son
demasiado altos, para personas mayores”.
Dejando esto agradecer a la
Maestra, la amabilidad que ha tenido en estas cinco horas, que nos servirán,
como un recuerdo más de las visitas que hacemos a nuestro entorno, la forma de
disfrutar de nuestra cultura, es un honor para mi poder escribir estas
palabras, en señal de recuerdo, a la espera de que halla satisfecho a todos/as
me despido atentamente, hasta la siguiente, que será pronto
Manuel Escañuela
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