Volver a donde tienes tus raíces


     A la edad de 15 años me fui con mi familia para Brasil, la vida aquí en aquella época estaba muy difícil, vino un familiar de mi padre y lo animó para irnos, decía que allí había mucha facilidad para buscarse la vida; en fin que a ultimo del año 57 nos fuimos, en aquella época se fueron muchas familias de toda esta zona, de Motril, Tablones...



     Total que llegamos a descubrir América y la vida allí, al principio fue bastante difícil teníamos que trabajar todos los días, no había ni días de fiesta ni domingos, los familiares de mi padre estaban muy bien situados y decían que cuando ellos llegaron la cosa estaba peor y algunos estaban ricos.



 

     A los dos años de estar allí la vida nos mejoró bastante, comenzamos a trabajar de medianeros y a partir de ese tiempo ya trabajábamos por nuestra cuenta, alquilábamos terrenos, a lo que nos dedicamos era a la agricultura de la patata desde el principio.



 

     Una de las cosas que nos decían los parientes de mi padre es que aquí las personas cuando llegan tienen que respetar todo lo ajeno, por ejemplo en España en aquella época había guardas en todos lados, aquí no necesitan a nadie porque si ven a alguien coger algo que no sea suyo le hacen la vida imposible los mismos vecinos para que se marchen a otro lugar.



     Decían todo eso para que no tocáramos sin su permiso sus frutales, que tenían árboles de todas clases de frutas, entre ellos uno que le llaman el yaboticaba, es parecida a las ciruelas negras pequeñas, está muy dulce, a mi me gustaba mucho, cuando la frutas maduraban nos daban para que comiéramos toda la que quisiéramos porque había en abundancia.



     Bueno, cuando llegué, con las personas que hablaba me contaban cosas, entre otras de las muchas historias que decían sobre las serpientes, tenia que tener mucho cuidado porque mucha gente había muerto por la mordedura ya que allí son venenosas.



     Cuando pasó cierto tiempo me encontré con algunas pasando bastante miedo por lo que me habían contado y viendo que si no te metías con ellas no pasaba nada. Un día estaba trabajando, mi padre me mandó con tres peones a preparar el terreno para sembrar, esto consistía en cortar matorrales y luego se quemaba para arar después; me quería referir a que estábamos tranquilamente atareados y de pronto sale uno corriendo, diciendo: ¡Ahí hay una serpiente cascabel!



     El hombre era de color negro y se había puesto casi blanco, me acerqué a donde decía que estaba y no conseguía verla por el matorral, decía que no se acercaba porque tenía mucho miedo, ¡Por aquel arbusto! me aproximé y efectivamente el animal estaba durmiendo enroscada con todo el ruido que estábamos haciendo. Tuve que matarla porque si no lo hacía, los peones decían que ellos no seguían trabajando, yo les decía: pero no estáis viendo que si no se le molesta no hace nada. Pero ellos seguían con miedo.



 

     Los primeros años vivíamos en cortijos, allí si la finca es grande le dicen facenda y si es pequeña sitio, hicimos unos cuantos cambios de domicilio en varios pueblos: Sao Juao da Bea Vista, Bueno Brandáo, Pedra Bela, el último fue Socorro donde estuvimos viviendo antes de regresar a España.



     Cuando estaba en los pueblos la vida era diferente, trabajaba en el campo y por la noche nos juntábamos los amigos con nativos y también con otros españoles. Tenía coche y cuando hacían fiestas en otros pueblos íbamos a divertirnos, la gente son muy agradables y a los españoles nos aprecian bastantes; donde menos te los esperabas te enterabas de que había una verbena y allá que íbamos.



     El último pueblo donde estuve viviendo fue Socorro, en aquella época tendría unos 8000 habitantes, era muy bonito, pasa un río por medio del pueblo, en los alrededores hay unos sitios estupendos para ir a bañarse; tiene una cascadas bellísimas que las llaman “cachoeriras”, los amigos nos lo pasábamos extraordinariamente bien. También había una presa que tenía unos 150 m. de ancho y un kilómetro aproximadamente de longitud. En una ocasión la radio anunciaba que se iba a hacer un concurso de natación que si no recuerdo mal se llama “lindota”, pudiendo participar todo el que quisiera; estuvimos comentándolo con unos amigos y nos animamos, lo anunciaron dos meses antes y estuvimos entrenando. Cada vez que teníamos tiempo íbamos a practicar, ekl recorrido era ida y vuelta del estanque, unos 300 metros.



     Llegó el día del concurso, aquello parecía una fiesta por todo lo alto, acudió mucha gente de otros pueblos, según los organizadores cerca de 200 participantes; pero cunado llegó la hora mis amigos y muchísimos más dijeron que no querían participar porque conocían a algunos que estaban muy bien preparados y pensaban que llegarían los últimos. Yo si lo hice aunque llegue en la cola, había premios para los cinco primeros, empieza la carreta y en el principio quedo un poco retrasado pero en la recta final adelanté a muchos y finalice en el quinto lugar, algunos decían que el español ha cogido premio, mis amigos después decían que teníamos que haber participado.



      En Pedra Bela tengo unos recuerdos muy bonitos, tenía muchos amigos, estuve jugando en un equipo de fútbol aficionados, a los brasileños les encanta este deporte, hacíamos una liguilla entre los pueblecillos y barrios del entorno; también nos juntábamos, teníamos un lugar de reunión, jugábamos al ping pong, poníamos música, invitábamos a las muchachas, charlábamos, bailábamos,… no lo pasábamos unos momentos muy agradables; pero siempre tenía uno el recuerdo de España y volver a donde tienes tu raíces de niñez y todos los familiares.

José Rubiño Moreno

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