Manuel Escañuela Rodríguez hace una extensa reflexión de lo que ha sido este extraño verano y las consecuencias del cambio climático bajo su mirada objetiva y descriptiva
Ahora en estos
últimos días, no paran de anunciar los medios televisivos, los calores que
marcan récord cada año, según hoy mismo el deshielo
de la Antártida, es de más de la
mitad sin hielo, el efecto invernadero
va poniendo las cosas cada vez más complicadas, en los seres que vivimos en este planeta. Las plantas están alterando su habita natural, sin ir más lejos
este año se han visto en la época de floración, que han tenido dos floraciones,
donde ninguna ha sido natural. Me gusta llegar a la huerta, cuando las
luciérnagas apagan sus luces, escuchar el trino de los pajarillos en lo alto de
los árboles, ver el rocío del alba, deslizarse por las hojas. Las mansas aguas
transitar por el cauce del río, rodando por las piedras, buscando el mar,
allá por la arena...
¡Como amanece esta
luna!
¡Como amanece esta
luna!
por lo cresta de la
cumbre
va luciendo soberana,
con un lucero le
cubre.
Con mutismo va
pasando,
recorriendo horizonte
con tus ojos estás
mirando
este hermoso
continente.
En el alba de estos
días,
te veo a ti triste asomar
viendo tu luz que despedías
cuando te acercas a
la mar.
Entre blancas nubes
llegaste,
luciendo toda
hermosura,
en la madrugada
oscura,
callada, y muy
sonriente...
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