Juan Rodríguez Pintor, maestro, escritor y poeta



Juan Rodríguez Pintor, maestro, nace en Albondón el 20 de diciembre 1872, fue una personas que han dedicado su vida a Motril y a sus motrileños y que para la gran mayoría de la gente actual no es muy conocido.



En el mes de abril de 1892, se incorpora al ejército destinado al Regimiento de Infantería Soria nº 9 de guarnición en Sevilla, donde, tras el período de instrucción, fue ascendido a cabo entre otras cosas por “la voluntaria disposición para impartir las enseñanzas elementales a los reclutas analfabetos”. En mayo de 1895 es licenciado del ejercito y regresa a Calahonda, a donde los padres habían fijado su domicilio familiar.


En Calahonda completa su instrucción recibiendo clases particulares de un profesor apellidado Gálvez. Y muchos de sus vecinos empiezan a confiarle a sus hijos para que los instruya y forme. Empieza su intensa y larga labor de maestro sin tener titulo oficial.

Se traslada de Calahonda a Motril a final de 1899; colocándose de pasante (imparte sus primeras clases en Motril) en una escuela que fracasa al poco tiempo pero que le reporta fama y acreditación como maestro. Se queda por cien pesetas con el edificio de la escuela fracasada para iniciar su intensa labor docente como maestro “propietario”. La escuela consagrada a la Purísima Concepción empieza a funcionar en 1.900.



Según uno de sus alumnos Manuel Terrón: "La escuela de D. Juan Rodríguez Pintor estaba en la primera planta de la calle Ciprés nº 4. La casa tenía dos plantas. Al subir las escaleras, había un rellano con unos bancos para los niños de párvulos que estaban cuidados por la señorita Consejo Terrón González (a pesar de llevar mi apellido, no me tocaba nada). De este rellano se pasaba a la clase de los mayores. En esta clase a la izquierda había una tarima con una mesa donde se sentaba el maestro, detrás en la pared había colgado una foto de Franco. A la derecha había dos filas de pupitres con un pasillo en el centro. Al fondo en la pared había una gran pizarra para escribir los deberes que nos mandaba hacer. Los pupitres estaban dotados de un tintero de plomo y una hendidura para depositar la pluma o el lápiz. Había unos 31 pupitres bipersonales y 8 unipersonales. En cada pupitre se sentaba un alumno por que lo creo que estábamos unos cuarenta alumnos".

Ingresé en ella en el año 1942, la escuela estaba en la calle ciprés nº 4, Don Juan era un hombre muy estricto y recto en sus decisiones, clásico en el vestir, siempre de negro con una pajarita negra de corbata, camisa blanca, como “Maestro” era muy bueno, amaba la enseñanza, pero poco hablador con los alumnos, muy severo. Estaba soltero y no se le conoció pareja, como estaba tan delgado, su cabeza parecía una calavera y por eso se le puso de mote Don Juan calavera por coger un higo cogió una breva. Permanecí en la escuela hasta el año 1945, en éste año, me hacia ir también por la noche a enseñar a leer a muchachos, que como estaban trabajando de día, tenían que ir de noche.
Don Juan Rodríguez Pintor, nuestro Don Juan, fue más que un maestro un símbolo. Un símbolo educativo y moral de una sociedad desaparecida. Don Juan enseñó a varias generaciones de motrileños gramática, aritmética, amor a los padres y respeto al prójimo. Recuerdo aquellos carteles murales con máximas morales. Esas que serian suficientes para que el mundo marchase mejor. Hay una moral social, una moral cristiana y cien morales mas. Pero por encima de todo hay una moral esencial que consiste en no hacer daño a nadie. Esa es la que nos enseñaba Don Juan.


Cronología:

1903.- El ayuntamiento de Motril da varias subvenciones para que adapte se escuela a los mayores e instale luz artificial para impartir clases nocturnas para adultos.
1939.- Recibe una subvención del Ayuntamiento de 1500 pts. anuales, por acuerdo de 15 de enero del año anterior.
1944.- Tras 44 años, con solo la interrupción de la guerra civil, cierre definitivo de la escuela.
1946.- Fallece en Motril el 29 de junio. Juan Antonio Escribano Castilla publica una emocionada necrológica del maestro titulada “Mi Agradecimiento” en el número de El Faro del 18 de de julio.
1962.- El Ayuntamiento de Motril le dedica una calle.
2002.- El Ayuntamiento de Motril, en el pleno celebrado el 25 de enero, acuerda por unanimidad imponer al Centro de Adultos el nombre de Juan Rodríguez Pintor.


Anecdotario:


Ten cuidado Manolo cuando comas pescado con las espinas que una raspa de besugo puediera ser tu verdugo.


Un alumno suyo llamado Enriquito contaba que su maestro le enseñó una canción: Don Juan Caravela se subió a una higuera, por coger un higo cogió una breva y la reapartió para toda la escuela.


El colegio estaba en la calle Ciprés Alto, número 4 y la pasante que tenía en la escuela se llamaba la señorita Consejo.


Entre sus muchos alumnos estaba D. Francisco Megías profesor de Artes y Oficios, actualmente un colegio público lleva su nombre.


Otro alumno suyo fue José Martín Morales

Juan Rodríguez Pintor tuvo otra faceta como escritor y poeta, publicó en Motril en el año 1944 en la imprenta F. Ocaña, un cuadernillo con el nombre de “Poesías selectas”, amenas, morales e instructivas; así como “Cincuenta sonetos” a través de la imprenta ROS.

Entresacamos algunos de ellos:

A UNA ROSA



Purpúrea rosa que al sentir el beso


que el sol naciente con su luz envía


ostentas tu fragancia y lozanía


causando a los sentidos embeleso.


De tu existencia el rápido proceso


te habrá de convertir en este día


en manantial fecundo de poesía


do fluya inspiración hasta el exceso.


Cantarán en tu hornor los trovadores


sentidas odas con sublime acento;


rendiránse ante tí todas las flores.


¡Pero es tu vida fúlgido momento;


y mañana marchitos, sin colores,


esparcirá tus pétalos el viento!


CAYÓ UNA HOJA





Pensando en tí, porque jamás te olvido,


paseaba esta tarde en la Explanada;


cayó una hoja, atrajo mi mirada


y mesentí a su vista conmovido.


Aquella hoja habíame parecido


una lágrima triste derramada


por la pomposa y fértil enrramada


al notar el calor disminuido.


Llorando me supuse que estuviera


un álamo fondoso y eminente


que alzaba sobre todos su cimera.


Por lo que al punto concibió mi mente


el riguroso invierno que te espera,


y el peso del dolor rindió mi frente.

Comentarios

Maruja ha dicho que…
Un merecido homenaje a tan gran maestro donde los halla. Un saludo.

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