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Mostrando entradas de marzo, 2011

"Mi infancia"

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     Desde pequeña todas las noches me quedaba con mi abuela María que era la madre de mi padre; antes que se hiciera de noche me iba para el barrio alto que era donde ella vivía; nosotros vivíamos en la puerta de la iglesia y muchas noches cuando llegaba ya me estaba esperando asomada a su puerta que era de dos hojas partidas, cerraba la de abajo y se asomaba por la de arriba.      Apenas llegaba decía: Niña ya me tenías preocupada, creía que no venías. - Y le contestaba: ya estoy aquí abuela.      En el invierno nos sentábamos al brasero que hacía lleno de ascuas que le duraba hasta la mañana. Sentadas calentándonos, ella me contaba su juventud, yo la escuchaba con mucha atención; era una mujer muy expresiva y a mí me quería mucho. Ella me contaba que había tenido algunos hombres que la querían. Le gustaba mucho su marido, era guapo, alto, trabajador y sobre bodo que la quería mucho a ella.      Se murió joven mi marido, me quedé con cinco hijos y decía: todos los podía tapar co

"La plaza de mi pueblo"

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           Gualchos que dicen que es donde empieza la Alpujarra, aunque está a cuatro o cinco kilómetros del mar, pues ese es mi pueblo. Es un pueblo muy pintoresco, como un balcón al mar, a Sierra Nevada, a la Sierra de Lújar o a la Contraviesa.      Tiene sus casa blancas , calles empinadas y limpias, con su iglesia tan hermosa y su torre que se ve desde todas partes; la fuente de la Mina con sus once caños de agua que está fresca en el verano y caliente en el invierno, que tanta gente va a coger para llevársela a sus casas y su grandioso lavadero donde antes siempre estaba lleno de mujeres lavando.        Pero quiero centrar mi atención en la plaza de este que es mi pueblo, que tan buenos recuerdos tiene para mí, os lo voy a describir,,, es una plaza muy bonita, cuadrada y queda un poco en alto, en ella desemboca cinco calles, con el edificio del Ayuntamiento; la rodean sus distinguidas casas con sus numerosos balcones al fondo. Una monumental fuente de piedra con cinco caños de

Fui creciendo, mis padres y mi abuela vieron como la vida se le iba arreglando

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          Quiero hacer un relato sobre mi niñez, lo que recuerdo… soy la segunda hija que nació de mis padres y, por desgracia, de poder haber sido cinco hijos al fin  al fuimos cuatro porque mi hermano mayor, mis padres tuvieron la mala suerte que de la noche a la mañana, se les murió; fue el mismo día que cumplió un año, la gente que conoció a mi hermano decían que era tan guapo y perfecto que no era para este mundo.           El mismo día de su cumpleaños echó a andar y estaba graciosísimo, al niño no le pasaba nada, a las doce de la noche fueron mis padres a acostarse y se dieron cuenta que el niño tenía fiebre, en aquél tiempo no había urgencias y mi padre, en vista que al niño no se le bajaba la fiebre; pues se fue a despertar al médico y le rogó por todos los medios que viera al niño y el médico le dijo que se fuera, que por la mañana lo vería. Mis padres se fueron y pasaron toda la noche con el niño malísimo, hasta que se hizo de día y cuando el médico quiso verlo el niño mur

"Recuerdos de mi niñez"

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          En el año 1952 tenía seis años, era una niña feliz, vivía en una casa muy grande; pero muy destartalada como se dice en motrileño. La casa la habitábamos mis padres, mis dos abuelos, una hermana de mi madre y su marido, mis dos hermanos y yo.           Allí había sitio para todos, mi hermana dormía con una abuela y yo con la otra, las queríamos, las queríamos tanto, casi igual que mis padres. Éramos unos niños afortunados, no porque tuviéramos caprichos, ni juguetes, antes no se tenía tantas cosas como hoy tienen los niños; pero teníamos lo más importante: cariño y amo.           Mi tía hermana de mi madre era muy simpática, alegre siempre con una sonrisa para cada uno; pero desgraciadamente la felicidad de esta familia duró poco. Mi tía al año de estar casada murió, yo con la corta edad que tenía vi el sufrimiento por primera vez, la quería mucho; murió de un día para otro, no tenía enfermedad ninguna. Esto fue una dura etapa de mi vida a los seis años.           Mi abue

"Esperaré para siempre"

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Esperaré en silencio, deslizaré mi cuerpo si es preciso, más allá de las sombras. Buscaré ese beso Que dormía en tus labios como agua en el desierto. Daré paso a la esperanza, a la dicha y a los sueños y alcanzaré ese tiempo hacedor de caminos testigo en mi memoria. Esperaré en silencio En tu mirada amable, en tu sonrisa amplia como espera la tierra sedienta bajo el sol la caricia del agua Esperaré en silencio en el manantial de amor de una fuente cristalina, donde mi alma bebió el agua más trasparente esperaré para siempre Encarnita Rodríguez

"El mar"

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Leguas de agua bañan las arena del mar, nubes blancas como algodón por encima las montañas avanzan cada vez más, empujadas por el viento se posan sobre el agua del mar. Las nubes forman diversos colores porque el sol las atraviesa sobre las aguas del mar. Yo las miro y las contemplo llena de gozo y de paz Quisiera que este momento todos los seres de la tierra disfrutaran del mar, donde recibimos cosechas sin sembrar los barcos regresan cargados de peces para alimentar a la humanidad, bendigo el momento cuando vine a ver el mar. Mar lleno de vida, cuando se ven los inmenso colores, se te llena el corazón de dicha y felicidad. Lola Estévez Blasco

COSILLAS QUE RECUERDAN A TU NIÑEZ Y LA MÍA

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          Estoy sola en mi casa, cojo el lápiz para escribir estas cosillas que recuerdan a tu niñez y la mía y te ríes al cabo de los años,… Vivía en la calle Burgos, hoy calle San Roque, a la derecha de la calle estaba la casa de Juan Escribano que fue alcalde de Motril, unos metros más arriba estaba el portón de Burgos donde había muchas niñas amigas mías, a continuación la fragua del Puga; también vivía cerca de nosotros Cueto, el clavelista. Enfrente la casa de Paco Correa, también clavelista, calle arriba estaba la tienda de la Cantimpla.           Había muchas niñas en aquellos años, todas muy amigas, íbamos juntas al colegio y al catecismo; jugábamos en la calle todas, teníamos mucha unión. En lo alto de la calle había una fuente que daba vista al Barranco de las Monjas, donde también otras niñas subían y jugaban con nosotras. La salida del Barranco era por la Plaza de Toros; pero siempre echábamos por la calle Burgos; así es que nos conocíamos todos. En el Barrancos vivían