“Visitamos los pueblos blancos de la Alpujarra”



Motril a 17 de Noviembre del 2015
Visitamos las Alpujarras…
“Visitamos los pueblos blanco de la Alpujarra” según noticias, de las profesoras, que hoy tenemos el honor de que nos acompañen, Regina la directora del Centro y Lola. La salida estaba prevista, a las siete y media de la mañana. Allí acudimos, con antelación, en el Parque de la calle Ancha, donde partimos hacia la parada del cerro. Ahora empieza la Profesora Lola, a pasar lista de los asistentes, sólo faltaba una persona, y siguió la ausencia.
Son las ocho cuando iniciamos el viaje en dos bus del Parque Nacional de Sierra Nevada, pasamos por la rotonda de las ventillas, cogemos la A44, en este momento que salen los primeros rayos del sol. Se le ve por la cara este de Cerro Gordo, los abejarucos se reúnen en los cables de electricidad. El dorado, del rey astro se ve por el famoso Cerro del Caballo, hoy se encuentra sin nieve. Una rotonda, donde se coge la carretera de Orgiva. Un crisol de plantas, como el romero, la retama, estas que han crecido, de forma natural en su habita.
El agua del embalse de Rules, que se riza con la brisa que hace, mientras el bus se balancea, en las cerradas curvas de esta carretera. Allí arriba los pueblos blancos, que en este momento, se reflejan, como espejos transparentes, dando un tono único, en las faldas de Sierra Nevada.
Eran las nueve menos veinte, cuando pasamos por orgiva, es el primer pueblo de la Alpujarra. Allí abajo, una capa de humo, que se esparce, por la margen del río, subiendo, nos encontramos al margen derecho con la villa, donde residió Federico García Lorca. Hoy es un vistazo de aquel pasado, un recuerdo, donde pienso en cada viaje, y que anoto, como recuerdo, a nuestro poeta universal.
Se empiezan a ver los primeros álamos, con sus hojas doradas, que se hacen visibles, desde todas partes.
A las nueve y cuarto, llegamos a la fuente agria, esta que se urbanizó, este manantial, por la Jefatura Provincial del centenario, del viaje a las Alpujarras de Pedro Antonio de Alarcón—1872—1972, he probado el agua de la fuente, tiene un sabor a hierro, sale a una temperatura natural. Aquí sentado en un tablero de piedra, veo caer al suelo las hojas, haciendo una alfombra en el suelo. De vez en cuando, los gorriones, se acercaban, buscando las migajas de comida que había en el suelo.

Ahora van a hacer la foto del grupo, mientras tanto, Lola va ajustando las cuentas de la comida del medio día, son las diez menos cuarto, subimos a los vehículos, es el momento de abrocharse el cinturón, mientras la profesora pasa lista. Aquí en Portugos ya están las abulagas florecidas, con su color amarillo intenso. En las techumbres de las casa, cuelgan las ristras de los pimientos rojos.
Cuando llegamos a Capileira, ya estaban esperando la pareja de guías, Raquel y Antonio. Ahora, tomaremos algo, después, subiremos en los bus, hasta la cequia alta, y desde allí recorreremos unos cinco kilómetros andando despacio.

Eran las diez, entramos en el “Bar Restaurante Moraima de Capileira”He tomado descafeinado con leche, y tostada con tómate, esto es maravilloso---comenta uno de la mesa del lado. Es un honor para mí, estar sentado en esta portada, viendo la cara sur de Sierra Nevada. Un crisol de colores, que se extiende en este día tan maravilloso. Este lugar reina una tranquilidad que se palpa por el horizonte, del que se esparce, un infinito imaginario. De vez en cuando, van cayendo las hojas de un centenario árbol centenario.

Ya tenemos que estar todos completos, comenta la profesora. Buenos días, se presenta Raquel, vamos a estar viendo estos pueblos, que son muy parecidos, empezamos la ruta de la sierra. Esto que estamos viendo son encinas, un poco más arriba esto va a cambiar, estamos más o menos igual, pero el efecto del sol no es el mismo.
Las acequias, va a permitir, que se rieguen de forma natural. Es importante conservar las acequias, ahora vamos pasando por un pinar, estos son buenos, para sujetar las lluvias, también nos producen oxígeno, para respirar. Se plantaron hace muchos años, ahora se van entresacando, conforme vamos subiendo, se desaparecerán por completo.
Vamos a coger la acequia alta, que ahora no lleva agua, se llaman acequias de careo, porque regulan, las aguas pos tornas.
Estamos con Raquel, la guía del Parque Natural, Protegido de Sierra Nevada, pronto nos explica las normas esenciales que hay para todos los visitantes, no vamos a dejar nada tirado en el suelo de basura, ya que son muchos los que pasan por aquí  todos los días, y nuestra conciencia, está que esto permanezca limpio.
Ahora vamos a hacer dos grupos, que nadie deje el camino, este no tiene problemas, los que uséis el bastón, este vale para ir más rectos, así la espalda no sufre.

Dejemos un poco de margen, al otro grupo, yo voy a ir hablando, comenta Raquel, cuando iniciamos el sendero. Estamos en Sierra nevada, que es un Espacio Natural Protegido,  dentro de unos pueblos, que se rigen por unas normas. En el año 1986, se dan cuenta de su importancia. Es Reserva de la Biosfera, con 173,110. H distribuidas en 60 municipios, 23 de Almería y 37de Granada. Sierra Nevada, se declara.
 Parque Nacional, el 13 de Enero de 1999, tiene  unas 700.000 visitas cada año. Hay que explicarle a la gente, la importancia que tiene. Ahora lo que estamos viendo, es el pico del Cerro de los Machos, que es el más alto que veremos hoy, también el Muhacen y el Veleta. Estamos recorriendo la acequia alta, el trabajo de los acequieros es muy importante.
La bella espinosa, que en su época luce una flor blanca. La halterilla, algunas aparecen en los márgenes de los caminos. Desde aquí se ve el pantano de Rules, es una gozada estar a unos 1.800 metros de altitud, ver los saltamontes, en esta época del año, cundo debería de estar cubierta de nieve. Hoy veremos, con nuestros propios ojos el cambio climático, que se está alterando, sin un remedio adecuado, más adelante comentaré las diferencias.
Las derivaciones, que servían  para controlar, con tornas de piedra. Pasamos por este careo, donde se controlaba el agua de manera natural, no podemos olvidar las fuentes, que juegan un papel muy importante, las aguas, que se retienen, para que transiten de forma natural. Tenemos muchas acequias de careo, para el pastoreo del ganado. Hay un cortijo, que su dueño lo tiene bien acondicionado. En este lugar, hay una gran diversidad de plantas, que fueron muy importantes y que debemos respetar. Si todos los que venimos de fuera, nos llevásemos ago, nada sería igual. La ciencia hay que respetarla, para no alterar el cambio climático. Está en nuestras manos, proteger esto que hoy estamos viendo.

Este es el único glacial que nos queda, las pautas se han detestado, la investigación que están haciendo en esta zona. Ahora vamos a ver estos glaciales, que aún quedan, en estas alturas, y que hoy tenemos el privilegio de ver con nuestros propios ojos. Por la acequia de abajo, va el agua cristalina, una alberca abandonada, junto a un castaño seco, con sus troncos blancos, una brisa se está levantando, procedente de unas nubes blancas, que recorren por lo más alto de la Sierra de Lujar. Allí hay unas cimas, por donde se filtra el agua, después abastecen las fuentes de los pueblos, una alberca, natural, estaba llena de agua, rodeada de un espesor de matojos. Por fin llegamos a los bus, mientras llegaban los más rezagados, yo miraba por todas partes, como se nota, no ver el águila imperial, que planeaba las sierras de nuestro entorno, y que hace años no consigo ver. A la sombra de este bus del Servicio de Interpretación de Altas Cumbres, Grupo STG, que nos esperaban, para hacer el regreso. Eran las dos de la tarde, después de este recorrido, por las acequias, nos subimos, haciendo el mismo trayecto, este fue el momento que Raquel se despide de nosotros.
A las dos y media, entramos en el comedor “Finca los Llanos, Hotel Rural”. Hemos comido, sopa de ajo con almendras, ensalada mixta, pollo asado con guarnición de verduras y postre casero.
Terminamos, Regina comenta—vamos a Pampaneira, eran las cuatro menos diez, cuando salimos  de esta finca del llano, que de esto tiene poco. A esta hora ya empiezan a verse, las sombras en la ladera del barranco de Poqueira. Aquí en esta plaza hace un sol radiante, paseamos por la calla Panteón viejo, la iglesia estaba cerrada, igual que la panadería.
Paseamos viendo los escaparates que lucen en la calle, un bote de aceitunas 6,35, esto si que es valer, el que reparte los huevos aquí en Motril, los vende a la mitad de precio, a las cuatro y cuarto salimos de  Pampaneira y bajamos a Poqueira, rutas de la Alpujarras, entramos en la fabrica de chocolate, un olor intenso, nada más entrar, en el recinto de la degustación.
He comprado, chocolate de almendras sin azúcar, sentado en estas escaleras, mirando las variedades de bolsos de anea, hay de todos los tamaños y precios. Después he visitado otra, casi con las mismas características, donde he comprado unos almendrados, he llegado al bus, en el asiento que tenía asignado. Hace una tarde estupenda, como lo ha hecho durante todo el día. Esta será una visita que se me quedará en la retina de mis ojos y que perdurará en mi memoria.
A las seis y cuarto, después de esperar, a varias personas que por lo que se ve no tenían prisa, por fin salimos.
A esta hora, se veía el sol en los picos más altos de la sierra, un color dorado, que se repartía, empañado de una neblina ¡qué hermosa puesta de sol! Mientras el bus se balanceaba por estas curvas cerradas, que parecen que cuelgan de las laderas. Por el trayecto Lola  la profesora nos obsequia con un bombón de higos, a la que agradezco con estas palabras.
A las siete llegamos al punto de partida, al Parque de la calle Ancha. Han sido más de once horas, el día ha sido estupendo, ahora toca el trabajo de pasarlo al ordenador. Por mi parte, he gozado de la hermosura de esta monumental sierra, subiendo y bajando, recreándome en este lugar, que hoy he tenido la oportunidad de ver, por primera vez, vivir estos momentos, en este paraje, que desde lejos se le ve nevado gran parte del año. Me sentido extraño, ante esta hermosura, su grandeza, donde viven las plantas endémicas y animales que se han adaptado a su  habita natural. Por mi parte, esperando otra oportunidad, un saludo y hasta pronto un saludo…
En Motril a 17—11—2015...Manuel Escañuela…


  
Otoño en Sierra Nevada
  ¡Qué hermosura que tú contienes!
De grandeza, como ninguna
Hoy te faltan las blancas nieves,
Persistentes en su altura.
Hoy luces los colores doradas
Entre humedales y glaciales,
Eres cumbre, muy agraciada,
Altitud de muchos manantiales.

Desde por aquí miro la belleza,
De robledales y nevadenses
Donde tienes toda la cabeza
Por donde empiezan manantiales.

Reina en esta  gran corona,
Senderos por los cascajales,
Que se reparten por las lomas
Con los caminos naturales.

Murallas en estas alturas,
Con endemismos especiares
En la más altura perduras
Con tu virgen de las nieves.

Ahora viendo las aguas claras,
Por las acequias bajando,
Los saltamontes van volando
Paseando por esta vereda.

¡Qué hermosura que tú tienes!
Esta mañana  muy otoñada,
Pastizales  y nevadenses.
¿Qué hermosa estuvo la   jornada?

Manuel Escañuela


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