Ahora puedo hacer todo lo que me gusta
Empecé a trabajar muy pequeño apenas tenía ocho años pero aún así
tuve una infancia feliz muy bonita, donde todos los niños jugamos y disfrutamos
de todos los juegos, como las canicas calimocho, pillapilla, clavo, trompo y
churri churri y a piola etc. también esperábamos los carros con las bestias que
venían cargados de cañas y cabos y nos subíamos en ellos, para nosotros eso era
una fiesta.
Otras veces nos íbamos a bañarnos a la acequia, donde más de una
vez llegábamos a casa sin ropa porque el guarda nos las quitaba, luego nos la
llevaba porque ya éramos bien conocidos, cuando llegábamos a casa en
calzoncillos nuestras madres nos recibía con la zapatilla y una gran bronca y
con la coletilla “verás cuando llegue tu padre”.
El 17 de Julio por la noche nos íbamos todos los vecinos y también
mis primos de Dúrcal a la playa para amanecer allí el 18, era un hervidero de
niños, nuestras madres no nos quitaban los ojos de encima por si alguno se
perdía. En Octubre llegaba la feria de ganado, todos los críos nos escapábamos
y nos íbamos a ver las bestias y a subirnos en los columpios algunas veces eran
gratis porque le ayudábamos al feriante a dar vuelta a Tiovivo y así nos
paseábamos..
Estuve en el colegio hasta que hice la primera comunión. Ya empecé
a trabajar en el campo de aguador, es decir llevando agua a los peones,
recogiendo papas y ayudando en la labranza. Estudiaba por las noches para poder
sacarme el certificado de estudios primarios. Unas de las fechas más bonitas
era la Navidad, porque nos íbamos a Dúrcal a casa de mis tíos, ellos por esas
fechas hacían la matanza y con mis primos lo pasábamos muy bien, aunque
hacíamos muchas gamberradas. Cuando llegaban los Reyes Magos poníamos los
zapatos en la ventana con la ilusión de recibir algún regalo, de madrugada ya
estábamos todos levantados pegando tiros, con nuestras cartucheras y nuestro
sombrero de sheriff, nuestros padres nos hacían carros hechos de pencas todo
era ilusión.
En una ocasión mi madre nos había comprado unas zapatillas a mis
hermanos y a mi, las puse en la ventana para que lo Reyes me trajeran más cosas
y por la mañana no estaban ni las zapatillas y tampoco había regalos.
Ya con trece años me fui a trabajar a una imprenta, de principio
como todo aprendiz, empecé barriendo, y llevando algún paquete que otro, luego
en máquina de tipografía de trabajo manual, cortando papel en la guillotina,
más tarde el taller se modernizó vinieron máquinas sistemas offset donde estuve
cincuenta años. En mis cincuenta años de trabajo he tenido buenos y malos momentos,
pero me quedo siempre con lo bueno. Allí conocí a la que es hoy mi mujer, que
fue lo mejor que me pudo pasar, cambió mi vida por completo, ella es una mujer
muy activa.
Mi suegra estaba en el Centro de Educación de Adultos, llegó una
tarde y me dijo:
¡Sabes que van a dar clase para sacarse el Graduado Escolar!
-Te podías apuntar-, yo pensé ahora otra vez a estudiar si lo
tengo todo olvidado, pero mi mujer me dijo venga hombre anímate yo también lo
voy hacer, aunque ella tenía el bachiller pero le faltaba la reválida me dijo,
no me importa recordar y así te puedo ayudar con los deberes. Teníamos de
profesores, Antonio García Maldonado, Tere Sabio, Francisco Ayudarte y Hita;
fue un curso maravilloso todos los compañeros de clase nos hicimos una piña,
parecíamos una gran familia. Los viernes casi siempre cuando salíamos de clase
nos íbamos al bar de la Mezquita a tomarnos una cerveza, hacíamos un mocho y
allí estábamos charlando sin tener gana de irnos a la casa. Antonio nos propuso
de hacer un trabajo se hizo varios grupos, cada grupo eligió un tema nosotros
decidimos por las abejas (apicultura) uno de los compañeros tenía colmenas y
así lo hicimos. Nos fuimos al monte a visitarlas, vimos los paneles llenos de
miel y como las abejas la iban fabricando, íbamos con ropa adecuada para evitar
las picaduras, fue una experiencia muy bonita.
Al final de curso con todos los apuntes y fotos hicimos un libro,
eso sí nos llevó muchas horas de trabajo, porque lo hacíamos los fines de
semana, cada uno tenía su cometido unos sacaban apuntes otro hacían los
dibujos. otros recortaban de las revistas lo que más nos interesaba y así
sucesivamente, hoy en día esta “San Google” y es fácil hacer la consulta pero
nosotros teníamos que hacerlo a base de consultar libros. Al final todo salió
muy bien, muy contento y feliz por el trabajo realizado. Llegó la hora de mi
jubilación y mi tiempo libre lo dedico ayudando y colaborando con el Banco de
Alimentos voy a clase de memoria estuve en Artes y Oficios haciendo cerámica,
voy a clase de informática y clase de dibujo, con lo cual me siento muy
satisfecho con todo lo realizado. Ahora puedo hacer todo lo que me gusta, que
es viajar y disfrutar de todo un poco.
Miguel Rodríguez Gutiérrez
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