"Canciones de paso"

 


Nos guste o no, estamos de paso. Se trata de un hecho incuestionable que nada (ni nadie) puede cambiar: ni la insurrección ni la pesadumbre. Sin embargo, no cabe duda de que la alegría de ánimo y la tranquilidad de espíritu (recomendada, entre otros, por Séneca y Schopenhauer) verdaderas medicinas del alma junto con la filosofía y las artes, contribuyen a calmar al ser humano angustiado por la consciencia de su breve permanencia en el mundo.

Canciones de paso se desarrolla mediante un poemario que se hace eco de esa actitud proactiva frente a la provisionalidad de la vida. El narrador lírico canta y celebra todo lo que puede recoger a su paso, desde que se despierta hasta que sueña.

Se trata de un conjunto de poemas escritos con el pie, es decir, concebidos y elaborados mientras el autor experimentaba el mundo y la propia existencia como un viaje y un camino.

El volumen se divide en dos secciones, atendiendo a la idea de que el ser humano vive, a la vez, a extramuros e intramuros de su cuerpo.

En Extramuros, se describe el aquí y ahora: la vivienda (Casa), donde el cuerpo se desplaza entre sólidos y vacíos que la construyen y permiten habitarla; la ciudad (Urbe), que nos envuelve con sus escaparates y farolas, y las afueras (Periferia), a cuyo particular paisaje y fisonomía nos encaminamos... El poeta, mientras se adentra en la vida, se deja llevar (al mismo tiempo y a contratiempo) por el espíritu del haiku y el corazón sentimental de la canción, cuya expresión formal adopta.

En Intramuros, la segunda sección del libro, el sujeto lírico, sin abandonar el ropaje estrófico de la primera parte, desgrana sentencias y pensamientos incursos en un estoicismo similar al de Séneca, que nunca desdeñó a los epicúreos, y un cierto voluntarismo schopenhaueriano que jamás se entregó a la autocompasión.

Si en la presente obra el autor hubiese logrado algún poema del agrado del lector, el éxito se deberá atribuir por completo a lo que aprendió de Basho, Thoreau, Bécquer, Juan Ramón, Antonio Machado, Alberti o Lorca y a lo que le mostró y enseñó la vida.

Francisco Ayudarte Granados

Comentarios

Entradas populares de este blog

"Poemas", treinta y cinco pasos por los senderos del alma

Saludo al Buda que hay en tí

Caligramas y poesía