TACA DE LA LLUVIA

 TACA DE LA LLUVIA


Si cae la dócil lluvia lenta y fría,
así dormida en verdes sauces, blanca.

Si de estas nubes arduas, casi ausentes,
el agua fluye igual que urgente savia.

Si el sauce de aéreas hojas yertas duerme,
perenne sauce, inmóvil junto al agua.

Si el pino cose blandas gotas de hilo,
hilvana perlas, sal, rocío que sangra.

Si alisio en giro voy y armado vengo
de fieles vientos, traigo negra escarcha...

Será por ti, mujer oscura, bruna
ventisca ardida, piel de suave nácar.

Será por ti, dorada brisa límite
del río, amor henchido en agrias playas.

Vilano alado, surco en este otoño
sobre un ligero invierno ralo en garzas.

Recuerdo sólo el nombre tuyo inscrito
como una herida abierta en esta acacia.

Paseo en jardines secos un insólito
dolor, colgante harapo que izo en mi alma.

Como un jirón, mi pecho ondea en el aire
vencido inútilmente en esta llaga.

Seré, aunque no lo quiera, otro o nadie.
Mas tú serás igual a ti, mi amada.

Serás madera y piedra pura y simple;
sustancia y tiempo, amor, que tú me calzas.

Explica, lluvia, cómo puedes ser
ayer el río, tan dulce, y mar mañana?

Explica, nube, ¿en dónde fuiste tú
cristal primero y luego nieve y plata?

Explica, amor, ¿por qué la ausencia abate
su amplia vela en mí, sus ciegas alas?

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