Visitamos Gorafe
Como es habitual en cada viaje,
mi intención es de hacer un relato con
los apuntes de este día, observar los paisajes y apuntar en el cuaderno de
notas, para después hacer un resumen de
este día en concreto.
Sin pausa, es mi deseo de hacerlo
con calma, siguiendo siempre las mismas pautas de este compartiendo y tomado
referencia, desde la primera hora, en la calle de san Miguel. a estas horas de
la mañana no es frecuente que halla mucho tráfico, el silencio es casi absoluto,
aquí se encontraba un gato negro, como
una noche oscura, el pelo lo tenía tieso, parecía de un erizo, al verme , se
metió en los bajos de un coche. Más abajo los mirlos, que hacían sonar sus
trinos, desde lo más alto de las azoteas, encaramados en las antenas de las
televisiones, es una gozada ver las primeras horas de cada jornada, donde cada
momento es distinto a los demás.
A las ocho menos veinte llego a la parada del autobús, y había gente la cual llevaba más de una hora esperando. Ya que se habían confundido con el horario previsto, según el cuadernillo marcaba las siete cincuenta, nos saludamos y comentábamos el día que teníamos por delante, con una temperatura, que no tenía que ver con las jornadas anteriores, por que habíamos consultado por Internet, como es habitual en cada visita de estas.
Al poco llegó Samuel el conductor
del autobús de su misma empresa “Romero”. Ya eran las ocho cuando subimos al
asiento asignado, por que esta vez el número era según se pagaba, yo tenía el
cuarenta y uno. Después de acomodarnos empezamos este viaje, que por cierto,
Manolo Gil rezó un ave maría, para pedirle a la Virgen de la Cabeza, para que
este viaje saliese lo mejor posible.
Manuel Escañuela
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